Jurassic Park 4 - Simbada 3
Puntaje La Nación:
Titi
(8)
BB
(6)
Maseta
(6)
Rodrigo (6)
Oso (8)
Negro
(7)
Nacho
(7)
Mariano
(6)
Tanque
(6)
Pepo
(7)
Juanpi
(7)
Crónica del partido (hay fotos). Se volvió a escapar de las manos el triunfo. Esta vez fue derrota. Pero pudo ser para cualquiera. A no llorar. Habrá que trabajar en la semana. O en las dos semanas de receso. Habrá tiempo para recuperar lesionados. Se notaron las ausencias de Borja y de Horacio. Simbada hizo gala, en otras mañanas, de tener una defensa sólida y ordenada. El arranque del torneo lo encuentra con siete goles en contra (y seis a favor). El medio campo, por momentos, especialmente en el segundo tiempo, fue dominado por Jurassic. El problema fue colectivo y no de individualidades. Faltaron marcas, escalonamientos y relevos.
El partido
arrancó parejo. Maseta puso su habitual tesón, tuvo una sólida acción en
defensa, y no desentonó, pero a veces quedó a mitad de camino en la salida.
Reemplazar a Borja no era fácil. El BB corrió y guapeó por la derecha, su
despliegue fue conmovedor, pero muchas veces chocó con los contrarios. No
obstante el equipo fue creciendo progresivamente en el campo. El Oso fue rueda
de auxilio en todos los sectores -cuando estuvo ausente se notó- y con un pase
magistral dejó solo a Mariano, que se desmarcó bien y convirtió el primero con
un toque suave, bajo, bien direccionado al segundo palo. Golazo.
Todo parecía
de Simbada. El partido estaba controlado.
Nacho
Saubidet pareció avisar que sería otra de sus mañanas gloriosas cuando de zurda,
de afuera del área puso el 2-0. Inatajable y al ángulo. Era baile. El Rorro
metía y metía, marcaba bien, y tuvo buenos pelotazos que Mariano no pudo
conectar, a veces muy volcado sobre la izquierda: quedó encerrado entre los
defensores y el banderín del corner. Lo suyo, claro, no es la gambeta. Por eso
buscó descargar rápido. Y deshacerse del problema.
El Rorro fue
efectivo en el quite y preciso en los pases largos, pero perdió pelotas cuando
la llevaba en los pies. Negro, al igual que el voluntarioso Juanpi, ganaba
todas, tuvo quite y dinámica. Incluso tuvo en sus pies dos oportunidades para
definir el partido, bien resueltas por la defensa
jurasica.
El equipo
ganó confianza. Jurassic se caía. Pudo ser el partido de Mariano cuando el Pepo,
de gran partido, le puso un centro y el lungo delantero quiso tocar por encima
del arquero y se fue por centímetros. "No podré dormir esta noche", dijo luego.
Pese a los altibajos, Mariano encontró su lugar cuando le ganó las espaldas a
los defensores contrarios. En el segundo tiempo acertó con toques a los costados
-algo que le pidió el DT- que pudieron generar alguna oportunidad.
El Tanque
pudo definir el partido con una peinada suave que se fue apenas desviado. Su
dominio de la pelota generó siempre peligro. Como otras mañanas, fue su
temperamento el que lo hizo entrar en algunos roces consigo mismo y con Nacho,
que siempre fue peligroso, aunque hoy no se le dio el segundo gol, que tanto
buscó. Tanque se retiró ofuscado. El Negro deberá trabajar en el vestuario.
Pepo fue
importante en la defensa, tuvo buenos pelotazos y siempre generó peligro. Solo
los desacoples defensivos, y un inexplicable abandono de las marcas en el medio,
provocados por un Jurassic recuperado anímicamente, hicieron tambalear al
ciclotímico Simbada. Los bordós tenían las oportunidades; los verdes, la pelota,
y la hacían circular. Ello aumentó los nervios de los simbadenses, que se
perdieron en la confusión. Fue mérito de Jurassic.
Cuando el
verde era un aluvión, Titi aguantó todo lo que pudo. Mantuvo la victoria por
varios minutos con atajadas memorables. Su seguridad fue total. Pero el
nerviosismo invadió a Simbada en los minutos finales. Ni siquiera el golazo de
Oso, que puso un transitorio empate en 3, a los 32 del segundo, pudo levantar
espiritualmente al equipo, que a esa altura, y más aún luego del 3-4, ya carecía
de piernas, de ideas y de ese soplo anímico que pudiera cambiar la
historia.
MARIANO
OBARRIO