lunes, 2 de junio de 2014

SIMBADA DEMOSTRÓ QUE SABE JUGAR FINALES

Sacó un más que meritorio empate contra Old Boys por la Copa de Plata del Torneo Clásicos del CNSI. Pudo ganarlo sobre el final. Perdió en la lotería de los penales, por 1 a 0. Denuncian que el día anterior hubo una maniobra para achicar los arcos sin autorización del Club.

SIMBADA 0 (0) VS. OLD BOYS 0 (1)

Formaciones de los equipos

SIMBADA
Titi (Perdón…era Maseta, y sacó un 10)
Bebe 9
Esteban 10
Nico 7
Ian 9
Pancho 10
Oso 8
Negro 8
Maxi 7
Sock 8
Mariano 7

OLD BOYS
Mati 8 (Reemplazado en el 2do tiempo por Santi, 9)
Santi 8 (este puntaje corresponde a su desempeño en la punta derecha)
Topo 8
Martin 7
Paul 8
Tony 7
Fede 8
Bene 10

PRIMER TIEMPO: No hubo goles
SEGUNDO TIEMPO: No hubo goles
DEFINICION POR PENALES:-Santi (OB) detuvo penal de Negro (S);-Gol de Paul (OB)-Sock (S) estrelló su remate en el palo izquierdo.-Martín (OB) desvió apenas su remate sobre el travesaño-Mariano  (S) la esquinó bien, con violencia, pero se fue desviado

La crónica desapasionada y sin sensacionalismo del partido

SIMBADA CORONO LA TEMPORADA CON UNA GRAN FINAL Por Armando Paredes

Tuvo el marco y el colorido de las grandes finales. Pudo ser para cualquiera. El empate llevó justicia para ambos, pero el partido, por el juego, por las situaciones y por la entrega de todos los jugadores, mereció más goles. O mejor dicho: mereció goles. Pero así es el fútbol.

Los equipos no pudieron resolver en la red el buen juego colectivo que mostraron. La Copa de Plata, más conocida como “la final de los últimos”, se la llevó Old Boys. Uno tenía que ganar y lo hizo por apenas un penal, que como todos sabemos siempre es una lotería. Salud a los ganadores de la Copa!




Maseta fue la gran figura de la cancha. Bajo los tres palos fue imbatible


La gran sorpresa de la mañana fue Maseta. Siempre que le tocó entrar en el arco mostró solidez. Pero hoy fue imbatible. Su levantada ya se venía insinuando en los últimos partidos de Simbada como marcador de punta. Ha logrado un despliegue interesante, un estado físico de gran nivel y una concentración de un gran profesionalismo. Pero bajo los tres palos pudo salir del 6 y pasar al 10 como calificación periodística. Fue la figura indiscutida de la cancha, especialmente por lo que incidió en el resultado. En los penales, solo le convirtieron un tanto.

Sobre la base de esa muralla infranqueable –sí, hablamos de Maseta-, Simbada construyó un gran juego colectivo en el que descollaron Esteban, cada vez más sólido en el fondo (prematuramente lesionado debió salir y el equipo lo sintió) y Pancho, que también fue extremadamente valioso para contener a los veloces y hábiles mediocampistas de Old Boys y al intratable Bene, que fue la estrella de los blancos con sus gambetas electrizantes que tuvieron en vilo a toda la defensa simbadense, aunque ésta respondió con justeza.

A veces, es cierto, los simbadenses cortaron el juego con alguna pierna fuerte -nunca malintencionada- aunque con disimulo y elegancia. Peinan canas y acumularon mañas con estos años.

El partido se jugó en un marco de cordialidad y caballerosidad deportiva. Algunos jugadores de Old Boys protestaron por alguna tendencia de Sock, gran valor incorporado por Maseta, de frenar jugadas con la mano. Pero fueron solo actos reflejos sin intención de sacar ventaja deportiva. Siempre con lealtad.



El Bebe se comió la cancha por la punta izquierda. Sólido y con movilidad

 Los defensores de Simbada fueron impasables. Especialmente, descolló Sock por su inteligente estrategia de ponerse un botín de fútbol y otro de golf. Más allá de que se había confundido en la oscuridad de su cuarto al buscar su calzado por no prender la luz al salir de su casa a escondidas de su mujer, la diferencia de color en los botines fue un galimatías que los delanteros de Old Boys nunca pudieron resolver: no tenían manera de saber si Sock –de gran segundo tiempo porque no jugó el primero- iba a despejar a la tribuna o si iba a pegarle un fierro 9 al hoyo 18. Una avivada digna de replicar en el futuro y que los utileros de Simbada estudian seriamente.


Maxi, pegado a la raya, superó a sus defensores aunque a veces tambaleó


Los circuitos en el mediocampo de Simbada sorprendieron por la fluidez y el buen trato de pelota. Con Pancho como abanderado –otra figura que podría fichar definitivamente para los bordos-, el Oso, Iain y el Negro llevaron peligro al arco defendido por Mati. Ian se perdió un gol al principio del partido tras quedar mano a mano con el arquero blanco y al definir la jugada con tiro algo desviado. El Negro empujó hacia adelante y jugó en pared con el Oso y con Maxi. Todos se cruzaban a gran velocidad y la pelota viajaba más rápido que los hombres (no es muy difícil de lograr en Simbada). Ian mezcló sutilezas –pasando la pelota por un costado y corriendo por el opuesto del defensor- con grandes y habilidosas encaradas que no prosperaron por la buena y experimentada defensa de Old Boys.



Las piernas movedizas de Maxi aportaron dinámica al ataque de Simbada

También Maxi puso la voluntad necesaria para llevar peligro cuando le tocó ingresar por un golpe de Iain en el tobillo. Fabricó una sociedad con Mariano con quien generó unas cuantas paredes –Armando Paredes no es un nombre casual en este partido- que generaron alarma en Old Boys. Hubo buena combinación con el Oso, Nico y el Bebe que se proyectaba sin cesar además de barrer a cuanto delantero se deslizaba por la punta que cubría, con una muy acertada labor.


Reapareció Mariano y fue el eje del ataque durante los minutos que jugó. Toques y paredes llenaron los ojos de fútbol

Mariano no tuvo una tarea descollante. Pero estuvo más suelto y activo que en el anterior partido cuando reapareció luego de 12 meses de suspensión y tras una paralizante fractura de clavícula y de matrimonio. Se movió por todo el frente de ataque, tuvo un duelo titánico con el Topo, y hasta recibió un espléndido pase gol de Iáin sobre el final del partido que, en caso de haber podido dominarla –se le escapó por la punta del pie- la historia del resultado hubiera cambiado. Era un partido de esos en el cual quien hace el primer gol gana .

Simbada tuvo variantes. Sus jugadores se proyectaban por ambos costados y lograban confundir a los oponentes y también a los propios compañeros. Eso ocurrió cuando el Oso salió del mediocampo con pelota dominada y todo parecía indicar que abriría la cancha para Sock que venía por la derecha. Pero sorpresivamente vio el hueco y jugó un gran pase en profundidad para Mariano que reaccionó tarde, convencido de que la habilitación sería lateral y no vertical. No importa. La próxima sale y con un par de prácticas en los entrenamientos esos errores se irán puliendo.


Negro, el gran capitan. Su despliegue por toda la cancha fue fundamental para el equipo

El Negro corrió por toda la cancha. Una vez afuera –y con una bolsa de hielo en el muslo- se hizo el humilde y decía que estaba cansado porque la cancha estaba pesada. Es cierto que el barro desgastó las piernas. Pero el despliegue del capitán de Simbada contagió al resto, hizo jugar al Oso y le dio oxigeno a Nico para que continuara su buen juego, sus trabadas y sus marcas férreas. Y sobre todo el juego verbal (por el cual fue recriminado desde la tribuna por el genial defensor Esteaban).


El Bebe demostró toda su potencia y buen manejo del balón

Simbada fue todo vigor, entusiasmo, vértigo, velocidad. Aunque, es cierto, poca efectividad. Faltó sólo el gol. Quizás, habrá que investigar una denuncia que circuló ayer por el estadio: algún pícaro acortó los arcos.

Old Boys fue el equipo sólido de siempre. Esta vez no tenía reemplazos y en la cancha eran ocho jugadores, justos, sin recambios. El arquero Mati cumplió una excelente tarea tanto bajo los tres palos como cuando fue marcador de punta izquierdo. Santi Raggio estuvo atento a su punta en el primer tiempo, sin dejar resquicios. Su juego no tuvo fisuras. Y menos aún cuando ocupó el arco en el segundo tiempo. Además de salvarlo de la caída en un par de ocasiones, fue clave en la victoria por penales al atajar un disparo bien pateado del Negro.



          

El Topo no sorprendió. Sigue siendo el gran defensor que era en Dynamo Zagreb cuando militaba con los colores rojo y blanco. Un tiempista, que además tuvo a maltraer a los delanteros simbadenses con su quite discreto pero efectivo. Martín sumó su gran experiencia: ahogó los buenos ataques de Ian y se sumó a la ofensiva.

El volante más activo, quizás, fue Paul. Que siempre se asoció con el hábil Bene y generaron las mayores situaciones de gol de Old Boys. Siempre con la asistencia de Tony, un cinco de llegada y con el incansable Fede, que complementó un ataque que otras mañanas fue mortífero para Simbada y que ayer no le encontró la vuelta.

Quedan serias esperanzas para el futuro. El segundo semestre será el tiempo de Simbada. Solo debe ajustar algunas piezas en la delantera, otras en el mediocampo y otras en la defensa, durante este receso.

            La marca férrea de Pancho cortó los circuitos del medio campo de Old Boys

Es probable que Borja vuelva pronto de su lesión. Sin él, Simbada da mucho hándicap a sus contrarios. Con Esteban consolidado en la defensa –y si Pancho puede sumarse otras veces-, posiblemente el jugador de la paciencia oriental pueda soltarse hacia posiciones más ofensivas para darle el salto de calidad a la delantera bordó.

Simbada tiene un gran equipo en formación. Un plantel para soñar. Sueña como nunca en 20 años. Sueña con el regreso de Pepo de sus incursiones por las Islas Griegas, y el de Juampi de esos lugares remotos, desconocidos y misteriosos. Y sobre todo sueña con el día en que Titi –trámite médico mediante- vuelva a vestir el buzo de arquero. Soñar no cuesta nada.