domingo, 20 de mayo de 2012

PINCHARRATAS 1 V. SIMBADA 0


Titi (7)
Maseta (7)
Borja (7)
Bebe (6)
Nacho (6)
Negro (6)
Oso (6)
Mariano (5)

Juampi (6)
Horacio (6)

SIMBADA NO LIGÓ, PERO DEBE ENCONTRAR VARIANTES
Por Armando Paredes

La falta de suerte de Simbada fue sólo una parte del problema en la derrota 0 a 1 frente a Pincharratas. En efecto, el rojo mereció más y no irse con las manos vacías: cometió pocos errores en defensa –el único desembocó en un gol en contra-; manejó durante más tiempo la pelota, aunque no siempre mejor, y tuvo las mejores llegadas del partido. Sin embargo, hay que decirlo, le faltó profundidad y variantes en el armado del juego y en las llegadas. Todos sus intentos, muy verticales, murieron en las manos del arquero Pincha, que terminó por convertirse en la figura del partido. El golero, además de una sólida defensa, superpoblada, fueron los verdaderos factores del cero en el arco propio frente a los demasiado frontales ataques simbadenses.
El arquero Pincha, una de las figuras de su equipo, tapa un avance de Simbada
El partido arrancó con una gran paridad. Por momentos, los Pincharratas manejaban con más efectividad la pelota, pero eso duró pocos minutos. Tití, de buena actuación, casi no tuvo trabajo. No pasaba sobresaltos. Poco a poco, crecía Simbada. De golpe, los granates sufrieron el baldazo de agua fría. Una mala salida de Borja (¡por suerte, es humano!), que entregó la pelota a un contrario, fue aprovechada por el Pincha que tomó a la defensa de Simbada mal parada y sin reacción. Luego del gol, todo el fondo, incluido Borja, se repuso. Y fue lo más rescatable del perdedor. Los Pincharratas no volvieron a causar verdadero peligro más allá de algunas llegadas aisladas en el segundo tiempo.

                         Uno de los últimos intentos de Nacho, ahogado entre dos contrarios
Del otro lado, los colorados movían la pelota con fluidez hasta tres cuartos de cancha. Nacho, sin tanta llegada y peligro de otras mañanas, fue el eje de circulación del juego simbadense. El Negro fue un marcador eficaz, distribuyó bien la pelota y probó con criterio -pero sin suerte- al arco, desde media distancia.

Oso manejó la pelota, pero siempre lejos del arquero Pincha
El Oso, siempre con buen panorama, quedó demasiado lejos de la meta contraria para lo que son sus posibilidades. El Bebe asistió al mediocampo, corrió y quitó pelotas hasta cansarse, pero no se animó a pasar con más ímpetu a la ofensiva. Lo mismo hizo Juampi, siempre igual de prolijo en la marca por su punta. La defensa jugó uno de sus mejores partidos del campeonato. No en vano recibió un solo gol. Incluso, mantuvo su nivel cuando debió salir Borja por una distensión en el gemelo.
Negro buscó el arco, pero Simbada no ligó
El mayor problema de Simbada estuvo en el ataque, que esta vez no fue efectivo como en los dos primeros partidos del torneo. A la generación de juego, a veces con movimientos interesantes y cambios de frente y de ritmo, le faltó sorpresa. Quizás sea la hora de intentar más llegadas asociadas, desbordes para el centro atrás, avances en pared, para penetrar la defensa contraria. Los ataques fueron demasiado previsibles, se abusó del progreso frontal, demasiado vertical, con pelotazos largos o disparos de media distancia sin puntería. Con defensas cerradas, como la del esquema bilardista que mamaron los del Pincharrata, eso no funcionó.
La estampa de Maseta, cada vez más presente en la defensa de Simbada
Maseta, por la derecha, subió al ataque y algunos centros pudieron llevar algo peligro. Se mostró libre y fue receptor de varias descargas. La más clara para empatar en el primer tiempo fue una entrada de él por la izquierda al tomar un rebote que remató dos veces y otras tantas tapó el arquero Pincha, encimando al marcador de punta granate. Los pelotazos en profundidad para Mariano no agregaron peligro, tal vez conjurados por la férrea defensa Pincharrata. Ello obligo a Mariano a correr hacia los costados y descargar sobre sus compañeros. Quizás debió haber bajado más para poder avanzar de frente al arco. Sólo en el segundo tiempo conectó un centro certero de Maseta y su cabezazo hubiera sido un golazo si el arco hubiera tenido sólo un metro y medio más de largo. Maldiciones de la geometría.

Borja fue de menor a mayor. Incluso sus avances pudieron merecer mejor suerte. En una apilada, al ingresar en el área, cayéndose alcanzó a pegarle con el revés del pié derecho. La pelota se desvió en un defensor contrario y cuando se metía en el palo izquierdo fue desviada, otra vez, por el arquero blanco, que nunca dio rebote.
Horacio, (tapado en la foto) tuvo la más clara para el empate
El ingreso de Horacio fue importante en la recuperación y la dinámica del mediocampo. Su manejo de pelota lo convierte, siempre, en un generador importante de buen juego. Maneja las pausas y desequilibra con su gambeta. Y ayer no fue la excepción. De hecho, sobre el final tuvo un mano a mano, bien tapado por el arquero contrario –¡y dale con el Uno Pincha, una pesadilla!-. Fue la jugada más clara que tuvo Simbada, en el balance del partido, para marcar la paridad que hubiera merecido. Pero a su fútbol, Horacio debe agregar constancia. Sobre el final, fue traicionado por su fastidio, lució abatido, y perdió pelotas por sendas distracciones.
Horacio intentó desbordar, pero Simbada no tuvo sorpresa

Simbada no debe bajar los brazos. La defensa está en orden. Hay fútbol y recuperación en el medio. Sobra garra en todo el equipo. Quizás falta más táctica para progresar en la cancha e intentar algo de picardía y sorpresa en el área contraria, buscar sociedades, desbordes, y más toque para el puntazo final. La punta está lejos. Simbada debe sacarse los fantasmas de las cuatro derrotas y un partido empatado. No hay urgencias. Es la hora de pensar en el futuro y saber que no hay rivales fáciles.


1 comentario:

  1. Que buen comentario que hizo Paredes! Pero no estoy de acuerdo. Mi puntaje debio ser 8 puntos por lo menos !!!

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