SIMBADA 1 V. VERTIGO
1
Tití 9
Bebe 8
Borja 8
Juanpi 9
Nacho 7
Negro 9
Oso 7
Mariano 7
No hubo recambios ni fotógrafos (por eso no hay imágenes del
partido)
Primer tiempo: 6 minutos gol del Negro (Simbada)
Segundo tiempo: 37 minutos gol de Pinco (Vértigo)
SIMBADA SE QUEDÓ CON UN
EMPATE
PERO DEJÓ ABIERTA LA
ESPERANZA
Por Armando Paredes
El equipo reencontró el camino. El empate agónico sobre el final del
partido, en un cabezazo salvador de Pinco, el buen cinco de Vértigo, no borró
todo positivo que hizo Simbada durante 78 minutos. Aún cuando en los últimos 20
minutos se quedó sin piernas por falta de recambios. El conjunto bordó hizo un
culto del orden, la disciplina y la marca desde el comienzo. La movilidad de sus
mediocampistas y la presión de sus delanteros fueron el arma para el
desequilibrio.
Simbada. Arriba Nacho, Oso, Borja y Negro.
Abajo. Juanpi, Mariano, Bebe y Titi
Simbada hizo un primer tiempo sencillamente espectacular. Se soltó,
jugó al fútbol y por momentos brilló. Hubo toques, escalonamientos, relevos.
Impecable. Se vieron momentos de excelente manejo, de circulación
fluida de la pelota entre todas sus líneas. Apenas comenzó el partido Vértigo
dio muestras de que sería difícil, pero Simbada le cortó los circuitos del
juego.
En el centro del campo, el Negro, tonificado por los el aliento
etílico que arrastraba de su cumpleaños la noche anterior, corrió como nunca,
marcó en todas las pelotas y anticipó los pases de los contrarios, con lo cual
generó peligrosos contraataques. Contó con la valiosísima dinámica de Nacho y
Oso, que se transformaron en movedizos volantes que subían y bajaban, marcaban,
se mostraban siempre como descarta de todos los pases.
Además, el Bebe por la derecha y Juanpi por la izquierda se
proyectaron con buen criterio y especialmente éste último tuvo un arranque
conmovedor, anticipando el juego contrario y pasando al ataque. Su punta resultó
directamente infranqueable durante casi todo el match.
Apenas comenzó el partido, la presión de los delanteros, Oso, Nacho,
Negro y Mariano dio sus buenos frutos. En una salida desesperada de la defensa
vertiguense, Mariano acertó en la marca y tapó un mal pase del zaguero
contrario, dejando la pelota para la entrada de Negro, que con un remate seco y
certero batió al parlanchín arquero de Vértigo (que estuvo muy quejoso por
supuestas faltas de Mariano que el referí no vio). Los defensores del equipo
violeta y negro entraron en la desesperación y comenzaron a protestar
faltas.
Se quejaban de presuntos manotazos de Mariano (que no se vieron, pero
que los hay los hay) para defenderse de la férrea marca, y algún otro pechazo,
que terminó con algún revolcón adversario. Lo necesario. Es cierto que el
delantero jugó al límite pero en su brusquedad no hubo mala intención. Aunque
tampoco buena…
Se notó una actitud de mayor confianza en Mariano, que pidió más la
pelota aunque no siempre la jugó bien. Combinó interesantes contactos armando
paredes (en homenaje al autor de esta nota) con el Oso, Negro y Nacho.
También recibió varias patadas que lo dejaron agotado.
Oso, un volante con llegada y excelente generador de peligro
Mariano, delantero, con olfato de gol, arrastra marcas
El partido fue duro, por momentos áspero. Todo Simbada puso una garra
que levantó a la tribuna. Vértigo no encontró los caminos para vencer el orden
simbadense de la primera etapa. Además, se encontró con la muralla de Borja,
siempre seguro y totalmente recuperado de su lesión del domingo anterior. El
tractor Borja también aportó subidas y empujó al equipo con una fuerza
inigualable con ese tranco de rodilla levantada. Hasta se permitió lujos como un
taco que dio a Mariano entre dos contrarios y que este devolvió en pared a un
toque.
Simbada pudo aumentar en sendos centros a la carrera bien pateados de
Bebe y Juanpi, como también en una buena habilitación de Negro afuera del área,
que Mariano no remató por estar lejos del arco y querer encarar al
defensor.
Tití tuvo poco trabajo en el primer tiempo, pero siempre resolvió
bien. En cambio, debió aparecer en toda su magnitud en el segundo. El Uno tapó
al menos media docena de pelotas con destino de gol que hubieran cambiado antes
la historia. Se lo notó concentrado y con excelentes reflejos. Hay
arquero.
Si bien Simbada tuvo la iniciativa en el primer tiempo, en el
complemento mató el partido. Vértigo esbozaba un buen juego en el medio. Los
bordos tenían, empero, todo controlado, sin hacer grandes cosas. La movilidad de
los mediocampistas y delanteros se fue diluyendo con el correr de los minutos.
En ello pagó caro la falta de recambio. Cualquiera de los ausentes le hubiera
dado un valor agregado al equipo que hubiera asegurado el triunfo.
Sin embargo, hubo buenas combinaciones entre Nacho, Oso, Negro y
Mariano, que siempre tocó de primera hacia los costados. Pero el juego se fue
haciendo ríspido y el Bebe entró en un duelo verbal con el 9 de Vértigo, que
estaba alterado por demás. Entre peleas vanas y protestas al árbitro, el
delantero vertiguense recibió doble amarilla y roja cuando faltaban diez minutos
para el final. Sin embargo, Vértigo había pisado el acelerador y metió a Simbada
en su arco durante los últimos 20 minutos, en parte por el agotamiento de
piernas.
Tras una sucesión de corners, de los que Simbada no pudo salir, la
gran figura de Vértigo, Pinco, conectó sobre el final un cabezazo perdido,
fuerte y abajo que venció a Titi que nada podía hacer.
Antes y después del gol del empate, hubo electrizantes subidas de
Borja, centros de Bebe, un remate desviado de Negro, tiros desde afuera de Nacho
y una pared larga en contraataque entre Oso y Mariano, que éste forzado y muy
esquinado llegó a rematar, pero fue conjurado por el arquero.
Sobre el final Simbada cargó contra Vértigo a puro amor propio, pero
el tiempo ya no alcanzó. El empate fue justo. Hubo sí un triunfo del bordó:
haber recuperado el orden, la concentración, la soltura y la garra. Buenas
herramientas para esperar con esperanza a Pincha Ratas. ¡Vamos
todavía!
Apostillas
No hubo casi comentarios después del partido. Todos huyeron a la
lancha porque todos debían llegar a tiempo para celebrar el Día de la Madre con
la patrona y con sus respectivas madres. Por eso, no hubo declaraciones, pero el
conformismo era generalizado en Simbada. El comentario fue que el Negro se hizo
a sí mismo el mejor regalo de cumpleaños: un golazo desde afuera del área y casi
al ángulo. “Te dás cuenta hago un gol y no hay fotógrafo para registrarlo”, dijo
el Negro.
OOO
Hace unos meses, el Bebe aconsejó a Mariano correr más para afirmarse
más en el campo de juego. Sus recomendaciones fueron escuchadas. Por eso, el
marcador de punta le dijo a Mariano que el entrenamiento había dado resultados y
que ahora debía trabajar más en reacción y pique. Mariano está fortaleciendo
piernas en el banco de piernas del gimnasio para superar los viejos desgarros.
Pero quedó convencido de que los consejos del Bebe merecen ser escuchados. Y así
lo hará.
OOO
El Día de la Madre significó para algunos jugadores un desafío mayor.
Especialmente para aquellos que tienen despertares tempraneros de mucho contacto
con sus respectivas esposas. Hubo quienes debieron celebrar ese día en duras
pruebas eróticas que pudieron haber restado algo de reacción a los músculos. No
se dirán los nombres por una cuestión de pudor, pero un caso, al menos, hubo
seguro. También hay que decir que casi no se notó en la cancha. O sí… para bien.
Puede ser un camino a seguir más seguido.
OOO
Juanpi tuvo una actuación espectacular. Y hasta probó con buenos
centros que llevaron peligro al arco contrario. Se mostró totalmente recuperado
de su lesión y con muy buen fútbol. Excelente noticia. Cuando Mariano felicitó
al Bebe por un centro bien tirado, Juanpi, preso de un ataque de celos, le
preguntó en pleno campo de juego: “¿Y el mío?”. Mariano contestó que también lo
valoraba. Y entonces Juanpi volvió a la carga: “No te lo digo a vos. Se lo digo
a Armando Paredes”. Lo cual no hace más que confirmar que los jugadores están
pendientes de lo que se escribe en estas líneas, bajo responsabilidad de este
humilde cronista.
OOO
El referí tuvo una correcta actuación. Es cierto que algunas faltas a
favor de Vértigo las cobró al revés –bienvenido sea- pero la reacción de los
jugadores violetas y negros fue desmedida y lo trataron verdaderamente mal al
hombre de negro, que no merecía tal desprecio. Hay que tener en cuenta que los
árbitros lucen como jóvenes muy dispuestos que pierden un domingo a la mañana
para darnos un gran servicio, seguramente por un ingreso módico para sus
familias. Son laburantes que no están ahí para que los maltratemos. Por eso,
estuvo muy bien expulsado el número 9 de Vértigo, que fue muy duro con el juez.
En eso Simbada siempre fue muy correcto. Sigamos así. Felicitaciones
muchachos!
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