Titi
8
Maseta
6
Borja
6
Bebe
6
Beto
7
Negro
6
Oso
6
Mariano
6
Horacio
4
Rorro
6
Juanpi
6
Tanque
6
Primer
tiempo: 12 minutos, gol del 8 de
Falacia. 32 minutos, gol de Beto (Simbada)
Segundo
tiempo: 11 minutos, gol de Falacia
¡Miren qué equipazo! Cuando todo era optimismo. Luego el partido dejó caras largas
SIMBADA PERDIO EL PARTIDO, PERO
ADEMÁS LA COMPOSTURA Y EL DECORO
Por Armando Paredes
Lo más grave no fue perder un
partido. Ni siquiera perder el orden del mediocampo, perder la brújula para
encontrar los caminos hacia el arco contrario, o perder a Borja tan temprano,
que además de defender siempre empuja a Simbada. Lo más lamentable de la derrota
del equipo bordó fue perder la compostura, el decoro, el buen clima de amistad,
que siempre reina en el equipo. Se dijeron cosas que no se piensan en frío, que
salen de la bronca y la impotencia.
El único que se salvó de la debacle
fue Tití. Si no fuera por el cada vez más ágil arquero, que tapó varias jugadas
de gol, la derrota hubiera sido más abultada.
Juanpi, por su punta, marcó y se proyectó al ataque
De todos modos, Simbada comenzó como
un claro dominador del partido. Comenzó controlando el medio campo, robando las
pelotas y haciendo jugar, pero sus volantes no pasaron al ataque. Oso, Negro y
Beto insinuaban pero no lastimaban. Mariano pendulaba sobre la salida de los
rojiblancos y la presión comenzaba a dar sus frutos, con la asistencia de todos
los volantes.
Sin embargo, poco a poco, dos
jugadores de Falacia comenzaron a meter en problemas a la defensa. Eran los
números 2 y 3, que en pocos minutos articularon combinaciones que pusieron en
alerta a toda la retaguardia simbadense hasta que el primero de ellos venció a
Tití con un inesperado tiro cruzado.
El resultado era una sorpresa. No era para desesperarse. Justo en ese
momento, Borja recibió un golpe con dos piernas contrarias en una salida
desafortunada, que lo obligó a dejar la dejar la cancha. La torcedura de rodilla
derecha será revisada desde hoy. Todos esperan que sea leve.
Maseta luchó todo el partido. Su actuación fue irreprochable
Por eso, Maseta pasó de zaguero
central y Rorro ingresó por Borja. La actuación de Maseta fue irreprochable.
Tanto cuando jugó en la punta derecha como cuando debió reemplazar al mejor
hombre de Simbada. Hasta pudo disimular su falta de cabezazo, utilizando
elegantemente el pecho. Sin embargo, el timing en los cruces y las salidas de
Borja, una herramienta fundamental del equipo, se extrañaron con el correr de
los minutos.
El ingreso de Horacio aportó
dinamismo al medio campo. Tuvo un buen comienzo y pareció que encontraba los
caminos cuando se asociaba con Beto y con el Oso para construir la levantada.
Beto clavó un golazo de derecha a izquierda, con un derechazo inesperado; luego
Oso habilitó al Beto con un pase en cortada que lo dejó mano a mano, pero su
buena definición salió apenas desviada.
Beto, fuera de foco, acaba de convertir el empate de Simbada
Horacio tuvo varias oportunidades
desde afuera del área y en el último minuto de la parte inicial, Rorro también
pudo poner en ventaja a Simbada con un mano a mano que fue tapado por el
arquero.
El segundo tiempo era propicio para
los bordos. Sin embargo, el equipo entró disperso, desacomodado en algunas
líneas y Falacia encontró los espacios por la derecha, con una buena combinación
del 3, que terminó habilitando al centro para otro delantero que convirtió
solo.
Beto, en uno de sus arranques ordenó el ataque de Simbada
A partir de allí, comenzó la
debacle. Ninguna pelota llegaba hasta los pies de Tanque, entonces punta, el
buen juego de Beto encontraba los límites del cansancio y Horacio se revolcaba
más por el piso de lo que se ocupó de poner la pelota contra su suela. En
general, el partido no era bien jugado por ninguno de los equipos. El juego
brusco escaló, de ambos lados, y el árbitro, tal vez demasiado riguroso, abusó
de las tarjetas amarillas.
Es cierto que, tal vez, la inclusión
de Horacio fue tardía. Ingresó tras los primeros 20 minutos. Pero tras un
comienzo fulgurante se fue diluyendo en su nerviosismo, sus destemplados
arranques verbales hacia sus propios compañeros y hacia sus adversarios.
La desventaja se podía revertir.
Pero Horacio, por quien debe pasar el juego de Simbada, perdió la serenidad.
Terminó el partido con una amenaza “de pegarle” a un contrario, que fue
contestado por los defensores del equipo vencedor y a poco la situación estuvo
de desmadrarse.
Rorro, mano a mano también pudo poner en ventaja a Simbada. Tapó el arquero
También desaprobó con gestos
visibles y desdeñosos algunos cambios que dispuso el Negro, de buen partido y
inacabable voluntad, y transmitió desesperación a sus compañeros, que terminaron
así de caer en el desorden general. En sus días normales, suele contagiar buen
fútbol con su juego, su buen pie, su visión de la cancha y su arranque
electrizante. Es el jugador clave y por ello le cabe la responsabilidad mayor:
se dejó llevar por su temperamento explosivo o por una no confesada mala noche
de sexo.
“¡Vamos que no tienen huevos!”, los recriminó
a grito pelado y sorprendiendo a propios y extraños. Se enfureció por pelotas
divididas que no ganó su equipo, aunque él mismo perdió más pelotas que lo
habitual por su propio descontrol anímico y por no pasársela a compañeros mejor
ubicados. “¿Para qué la voy a pasar si no me devuelven ninguna?”, dijo luego del
partido.
Mariano robó la pelota al defensor y cedió al Oso. El empate estuvo cerca
No obstante, Simbada intentó hasta
el final y puso contra su arco a Falacia. Mariano, que corrió a los defensores y
hasta aplicó el rigor, robó dos pelotas que pudieron determinar el empate. En
una anticipó una salida y se fue solo al gol, pero ante el cierre de un
defensor, cedió para el Oso, que también fue tapado. En otra, corrió un balón q
parecía perdido hasta la línea de fondo y echó el centro atrás a la carrera para
que Horacio cediera a Tanque que por poco no convirtió.
En el fragor del final, Tanque debió
irse por insultar a un contrario y ceder su lugar al Negro, que también ayudó a
poner el equipo en ataque. El empate no se dio. Falto suerte. Falacia mostró una
mejor imagen que el último torneo: tiene algunos refuerzos.
Oso dejó solo a Beto con el arquero. Definió desviado
Simbada tiene cuatro partidos por
delante: Vértigo, Pincha Ratas, Más Música y Xeneizes. Contra todos puede ganar
o perder. No es más ni menos que nadie. Tiene sus días buenos y sus días malos.
Pero esta derrota obliga sólo a una cosa: recuperar la calma. No debe dejar
nunca más que el nerviosismo y el descontrol le hagan perder la buena imagen, la
compostura y el decoro.
APOSTILLAS
“Horacio, no pasaste las pelotas,
tenés que jugarla más porque tenemos que divertirnos”, le dijeron al habilidoso
mediocampista de Simbada al terminar el partido cuando los ánimos estaban
caldeados tras la derrota en el vestuario de Simbada. Horacio contestó
secamente: “No la paso porque nadie me devuelve una. Y yo me divierto si jugamos
bien”. El aire se cortaba con cuchillo. Habrá que trabajar en la semana con el
correo electrónico para calmar los ánimos.
OOO
El Negro intentó llamar a la
reflexión a todos los jugadores. “Hay que tener en cuenta que esto es Simbada.
Somos esto, es lo que hay. Tenemos que venir a pasarla bien y saber que no
estamos para estar primeros. Podemos jugar bien un partido y otros no tanto.
Pero siempre divertirnos y saber que cada uno hace lo mejor que puede”. No
obstante defendió el malestar de Horacio ante la salida de Beto porque “él
sostenía que no lo tenía que sacar”. Borja comentó que siempre en estos casos es
bueno leer la columna de Bebe en este mismo blog: “Somos un equipo de amigos”.
Sobran las palabras.
OOO
Fuera de la cancha se comentó que
Maseta es el que más imparte órdenes en voz alta hacia sus compañeros. Es un
segundo DT dentro de la cancha. En algunas de ellas, llegó a revelar aspectos
reservados del equipo como cuando dice a sus compañeros que piquen hacia
determinado sector para recibir solos. “Es el que mas habla y sólo se lo escucha
es Maseta”, dijo un compañero que esperaba entrar en el primer tiempo fuera del
campo. “Y hasta aviva a los contrarios”, aseguró. Por supuesto, todas fueron risas. El asunto
no reviste gravedad.
OOO
Apostilla Apócrifa (agregada por el editor)
En un momento del final del segundo tiempo al tanque se le ocurrió que podía jugar mejor en la defensa. La foto que ilustra esta apostilla es la reacción espontánea de la muchachada a semejante sinrazón. Evidentemente no podemos transcribir los apelativos emanados de gargantas embravecidas, entre otras cosas porque no sabríamos cómo escribirlas con corrección...
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