martes, 16 de octubre de 2012

Una derrota que obliga a recuperar la calma

SIMBADA 1 V. FALACIA 2

Titi 8
Maseta 6
Borja 6
Bebe 6
Beto 7
Negro 6
Oso 6
Mariano 6
Horacio 4
Rorro 6
Juanpi 6
Tanque 6

Primer tiempo: 12 minutos, gol del 8 de Falacia. 32 minutos, gol de Beto (Simbada)
Segundo tiempo: 11 minutos, gol de Falacia

¡Miren qué equipazo! Cuando todo era optimismo. Luego el partido dejó caras largas

SIMBADA PERDIO EL PARTIDO, PERO
ADEMÁS LA COMPOSTURA Y EL DECORO

Por Armando Paredes

Lo más grave no fue perder un partido. Ni siquiera perder el orden del mediocampo, perder la brújula para encontrar los caminos hacia el arco contrario, o perder a Borja tan temprano, que además de defender siempre empuja a Simbada. Lo más lamentable de la derrota del equipo bordó fue perder la compostura, el decoro, el buen clima de amistad, que siempre reina en el equipo. Se dijeron cosas que no se piensan en frío, que salen de la bronca y la impotencia.
El único que se salvó de la debacle fue Tití. Si no fuera por el cada vez más ágil arquero, que tapó varias jugadas de gol, la derrota hubiera sido más abultada.
Juanpi, por su punta, marcó y se proyectó al ataque

De todos modos, Simbada comenzó como un claro dominador del partido. Comenzó controlando el medio campo, robando las pelotas y haciendo jugar, pero sus volantes no pasaron al ataque. Oso, Negro y Beto insinuaban pero no lastimaban. Mariano pendulaba sobre la salida de los rojiblancos y la presión comenzaba a dar sus frutos, con la asistencia de todos los volantes.
Sin embargo, poco a poco, dos jugadores de Falacia comenzaron a meter en problemas a la defensa. Eran los números 2 y 3, que en pocos minutos articularon combinaciones que pusieron en alerta a toda la retaguardia simbadense hasta que el primero de ellos venció a Tití con un inesperado tiro cruzado.
El resultado era una sorpresa. No era para desesperarse. Justo en ese momento, Borja recibió un golpe con dos piernas contrarias en una salida desafortunada, que lo obligó a dejar la dejar la cancha. La torcedura de rodilla derecha será revisada desde hoy. Todos esperan que sea leve.
Maseta luchó todo el partido. Su actuación fue irreprochable

Por eso, Maseta pasó de zaguero central y Rorro ingresó por Borja. La actuación de Maseta fue irreprochable. Tanto cuando jugó en la punta derecha como cuando debió reemplazar al mejor hombre de Simbada. Hasta pudo disimular su falta de cabezazo, utilizando elegantemente el pecho. Sin embargo, el timing en los cruces y las salidas de Borja, una herramienta fundamental del equipo, se extrañaron con el correr de los minutos.
El ingreso de Horacio aportó dinamismo al medio campo. Tuvo un buen comienzo y pareció que encontraba los caminos cuando se asociaba con Beto y con el Oso para construir la levantada. Beto clavó un golazo de derecha a izquierda, con un derechazo inesperado; luego Oso habilitó al Beto con un pase en cortada que lo dejó mano a mano, pero su buena definición salió apenas desviada.
Beto, fuera de foco, acaba de convertir el empate de Simbada

Horacio tuvo varias oportunidades desde afuera del área y en el último minuto de la parte inicial, Rorro también pudo poner en ventaja a Simbada con un mano a mano que fue tapado por el arquero.
El segundo tiempo era propicio para los bordos. Sin embargo, el equipo entró disperso, desacomodado en algunas líneas y Falacia encontró los espacios por la derecha, con una buena combinación del 3, que terminó habilitando al centro para otro delantero que convirtió solo.

Beto, en uno de sus arranques ordenó el ataque de Simbada

A partir de allí, comenzó la debacle. Ninguna pelota llegaba hasta los pies de Tanque, entonces punta, el buen juego de Beto encontraba los límites del cansancio y Horacio se revolcaba más por el piso de lo que se ocupó de poner la pelota contra su suela. En general, el partido no era bien jugado por ninguno de los equipos. El juego brusco escaló, de ambos lados, y el árbitro, tal vez demasiado riguroso, abusó de las tarjetas amarillas.
Es cierto que, tal vez, la inclusión de Horacio fue tardía. Ingresó tras los primeros 20 minutos. Pero tras un comienzo fulgurante se fue diluyendo en su nerviosismo, sus destemplados arranques verbales hacia sus propios compañeros y hacia sus adversarios.
La desventaja se podía revertir. Pero Horacio, por quien debe pasar el juego de Simbada, perdió la serenidad. Terminó el partido con una amenaza “de pegarle” a un contrario, que fue contestado por los defensores del equipo vencedor y a poco la situación estuvo de desmadrarse.

Rorro, mano a mano también pudo poner en ventaja a Simbada. Tapó el arquero

También desaprobó con gestos visibles y desdeñosos algunos cambios que dispuso el Negro, de buen partido y inacabable voluntad, y transmitió desesperación a sus compañeros, que terminaron así de caer en el desorden general. En sus días normales, suele contagiar buen fútbol con su juego, su buen pie, su visión de la cancha y su arranque electrizante. Es el jugador clave y por ello le cabe la responsabilidad mayor: se dejó llevar por su temperamento explosivo o por una no confesada mala noche de sexo.
“¡Vamos que no tienen huevos!”, los recriminó a grito pelado y sorprendiendo a propios y extraños. Se enfureció por pelotas divididas que no ganó su equipo, aunque él mismo perdió más pelotas que lo habitual por su propio descontrol anímico y por no pasársela a compañeros mejor ubicados. “¿Para qué la voy a pasar si no me devuelven ninguna?”, dijo luego del partido.
Mariano robó la pelota al defensor y cedió al Oso. El empate estuvo cerca

No obstante, Simbada intentó hasta el final y puso contra su arco a Falacia. Mariano, que corrió a los defensores y hasta aplicó el rigor, robó dos pelotas que pudieron determinar el empate. En una anticipó una salida y se fue solo al gol, pero ante el cierre de un defensor, cedió para el Oso, que también fue tapado. En otra, corrió un balón q parecía perdido hasta la línea de fondo y echó el centro atrás a la carrera para que Horacio cediera a Tanque que por poco no convirtió.
En el fragor del final, Tanque debió irse por insultar a un contrario y ceder su lugar al Negro, que también ayudó a poner el equipo en ataque. El empate no se dio. Falto suerte. Falacia mostró una mejor imagen que el último torneo: tiene algunos refuerzos.


Oso dejó solo a Beto con el arquero. Definió desviado

Simbada tiene cuatro partidos por delante: Vértigo, Pincha Ratas, Más Música y Xeneizes. Contra todos puede ganar o perder. No es más ni menos que nadie. Tiene sus días buenos y sus días malos. Pero esta derrota obliga sólo a una cosa: recuperar la calma. No debe dejar nunca más que el nerviosismo y el descontrol le hagan perder la buena imagen, la compostura y el decoro.


APOSTILLAS
“Horacio, no pasaste las pelotas, tenés que jugarla más porque tenemos que divertirnos”, le dijeron al habilidoso mediocampista de Simbada al terminar el partido cuando los ánimos estaban caldeados tras la derrota en el vestuario de Simbada. Horacio contestó secamente: “No la paso porque nadie me devuelve una. Y yo me divierto si jugamos bien”. El aire se cortaba con cuchillo. Habrá que trabajar en la semana con el correo electrónico para calmar los ánimos.










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El Negro intentó llamar a la reflexión a todos los jugadores. “Hay que tener en cuenta que esto es Simbada. Somos esto, es lo que hay. Tenemos que venir a pasarla bien y saber que no estamos para estar primeros. Podemos jugar bien un partido y otros no tanto. Pero siempre divertirnos y saber que cada uno hace lo mejor que puede”. No obstante defendió el malestar de Horacio ante la salida de Beto porque “él sostenía que no lo tenía que sacar”. Borja comentó que siempre en estos casos es bueno leer la columna de Bebe en este mismo blog: “Somos un equipo de amigos”. Sobran las palabras.

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Fuera de la cancha se comentó que Maseta es el que más imparte órdenes en voz alta hacia sus compañeros. Es un segundo DT dentro de la cancha. En algunas de ellas, llegó a revelar aspectos reservados del equipo como cuando dice a sus compañeros que piquen hacia determinado sector para recibir solos. “Es el que mas habla y sólo se lo escucha es Maseta”, dijo un compañero que esperaba entrar en el primer tiempo fuera del campo. “Y hasta aviva a los contrarios”, aseguró. Por supuesto, todas fueron risas. El asunto no reviste gravedad.


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Apostilla Apócrifa (agregada por el editor)
En un momento del final del segundo tiempo al tanque se le ocurrió que podía jugar mejor en la defensa. La foto que ilustra esta apostilla es la reacción espontánea de la muchachada a semejante sinrazón. Evidentemente no podemos transcribir los apelativos emanados de gargantas embravecidas, entre otras cosas porque no sabríamos cómo escribirlas con corrección...

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