SIMBADA 0 V. EBELYN 6
Titi (6)
Juanpi (6)
Borja (7)
Bebe (8)
Nacho (6)
Horacio (6)
Oso (6)
Mariano (6)
Negro (6)
Beto (6)
Maseta (6)
Primer tiempo: 11 y
23 minutos, goles de Ebelyn.
Segundo tiempo: 7,
14, 25 y 32 minutos goles de Ebelyn.
UNA APABULLANTE
GOLEADA
QUE NO DUELE Y ENSEÑA
Por Armando
Paredes
Pasó lo peor. El
resultado está puesto y hay que olvidar rápidamente el 0 a 6 ante el más
poderoso rival futbolístico del campeonato Clásicos del Náutico: Ebelyn. La
derrota dejó aspectos positivos en el activo de Simbada, y los puntos negativos
tuvieron más que ver con el poderío extraordinario del equipo verde que con las
imperfecciones, que las hubo (¿Cómo negarlo?) de la escuadra simbadense.
Cualquier frustración disminuye si se tiene en cuenta que el ahora solitario
puntero del torneo venía de una serie contundente. Había triunfado sus tres
partidos anteriores por scores apabullantes: 5 a 0 a Pincharratas; 5 a 0 a
Falacia, y 6 a 1 a Vértigo. Simbada solo fue su cuarta víctima.
Simbada con camiseta suplente. Arriba. Titi, Maseta, Borja, Beto y Horacio.
Abajo. Nacho, Negro, Mariano, Bebe, Oso y Juanpi
Así y todo, hay que
decirlo: fue un 0-6 mentiroso. Hubo goles evitables de Ebelyn, como el que se
desvió en la cabeza de Juanpi. Nunca admitiremos desde estas imparciales
crónicas que fue gol en contra. Sería faltar a la verdad. Juampi, sin embargo,
fue una de las noticias rescatables de la jornada. Volvió luego de una vieja
lesión y pese a su falta de fútbol, demostró que, como le gusta decir,
“J-pi-stá”. Tuvo un buen partido. Y el equipo –y el grupo- lo necesitaba.
También existieron descuidos colectivos que no se vieron en otros partidos. Como
el primer gol, que parecía un pase intrascendente entre delanteros rivales que
terminó en la red con un triste puntín del delantero ebeliniano.
Una de las pocas llegadas en el primer tiempo. Borja no pudo conectar de cabeza
Por otra parte,
también se debió evitar el cuarto gol del marcador de punta derecho –el 8 de
ellos mentirosamente jovato- que apiló simbadenses de derecha a izquierda y que
parecía que pasaría el balón y finalmente la cruzó ante un estático Tití, que no
obstante tuvo otras salvadas importantes que hubieran empeorado la
goleada.
Negro peleó en el medio campo. Oso recibe con duras marcas
Y Simbada debió
irse, al menos, con dos gritos en su tanteador. Hubiera sido más justo. ¿Qué
pasó? El equipó bordó –que jugó con casaca suplente de color celeste- hizo diez
minutos iniciales electrizantes. Parecía que soñaba con la hazaña.
Horacio probó de afuera, pero siempre se fue a los árboles
Horacio arrancó el
partido intratable. Se desprendía, cruzaba en diagonales, gambeteaba volantes
adversarios: arrasaba con su movilidad a la defensa contraria. Se asoció con el
Oso por izquierda y con Nacho por derecha. Mariano ahogó a los defensores
verdes, robó algunas pelotas, y estuvo a un tris de poner en ventaja a Simbada
cuando no pudo controlar un pase muy alto del Oso en posición de gol. En otro
avance arrollador del Oso –ya perdía Simbada uno a cero- también pudo estar el
empate si el puntero hubiera tirado el centro atrás pero prefirió rematar al
hueco entre el arquero y el palo. Y la pelota dio en la red, pero en la parte
exterior del arco.
Simbada arrancó
bien. Su libreto clásico funcionaba.
Negro también probó y buscó. En esta se fue desviada
Había despliegue en
sus volantes, atención en la defensa y presión en sus delanteros. El fútbol, que
pasaba por Oreja, se fue diluyendo a medida de que Horacio debió ocuparse más en
detener el buen juego progresivo de Ebelyn que en crear el propio. Y hasta
recurrió al juego brusco, algo que siempre suele hacer con una amabilidad
conmovedora ya que luego de la patada descalificadora ofrece sus servicios
traumatológicos y convierte a cualquier adversario en un paciente necesitado,
pero agradecido, por cuanto ni siquiera pide carnet de obra social o prepaga.
Horacio es un maltratador altruista. Un filántropo del foul.
El Bebe hizo un
partido sobresaliente –quizás fue el mejor jugador de Simbada- y pudo reemplazar
con solvencia al Rorro, uno de los nuevos pilares de Simbada, por la punta
izquierda. También Bebe puso pierna fuerte cuando era necesario. Y se alternó
con Juanpi en la punta derecha, que luego fue ocupada por Maseta, de eficiente
labor. Borja también estuvo sólido durante todo el primer tiempo, pero un tirón
en el aductor y la confusión general de Simbada le bajaron el nivel en el
segundo. De todos modos, sus constantes subidas aportaron peligro.
Beto fue un arma ofensiva, pero no alcanzó
El segundo tiempo,
especialmente en los primeros 20 minutos, Simbada fue muy confuso. Apenas si
hubo avances en el arco ebelineano y Beto mostró algunos pincelazos de su
fútbol, en algunas paredes con Horacio y Nacho. Pero otro tirón en el gemelo
derecho terminó por sacarlo de la cancha. Horacio probó mucho de media
distancia, pero sus remates, por ser tan potentes, fueron muy desviados y
podaron algunas de los árboles de la Isla B; el buen juego clásico de Simbada
tenía todos los circuitos ahogados por las marcas férreas y constantes de
Ebelyn, un equipo que además de jugar hace sentir el rigor de la fricción.
Maseta corrió, luchó y quebró la muñeca
El Negro, desde los
20 del primer tiempo, aportó lucha, marca, y hasta robó buenas pelotas que jugó
con criterio y pudo desequilibrar. Alguna jugada a destiempo, en la primera
etapa, le reportó una tarjeta amarilla o advertencias del buen árbitro, de buena
tarea.
Bebe desbordó por la derecha y llevó peligro
En los últimos diez
minutos, Simbada recurrió al amor propio y emparejó el juego: quería el gol del
honor y hubiera sido merecido. Pero la goleada era irrecuperable. De todos
modos, el resultado abultado no debe engañar. Simbada está para ganar muchos
partidos todavía en el campeonato. Ayer no pudo contra el mejor. Debió correr
demasiado. Fue dominado, neutralizado, y perdió el control de la pelota, que
circulaba con velocidad y precisión entre los pies de los jugadores verdes que
fueron demoliendo al buen team bordó. Pero Simbada se sacó de encima el equipo
quizás más difícil. El único que también lo había goleado de manera inapelable
en la primera mitad del año.
Nacho mostró el habitual temple para llevar el equipo hacia adelante
Queda por delante
un calendario accesible: los rivales serán Falacia el 14 de octubre y Vértigo el
23. La goleada podrá enseñar mucho si Simbada repite los diez primeros minutos
de concentración y fútbol y los puede mantener –como en el 2 a 0 contra Dynamo-
contra otros rivales más accesibles. La oportunidad es inmejorable para escalar
algunos peldaños en la tabla y ganar confianza. El equipo está en carrera: el
objetivo de ganar 5 partidos –ya ganó uno- está intacto y si puede con Los
Xeneizes serían 6. ¿Por qué no? Hay equipo, hay mística, agallas y hay
individualidades. Nada se perdió con esta terrible paliza.
APOSTILLAS
Tití mostró una
figura mucho más esbelta. Está haciendo el tratamiento Herbalife que patrocina
Borja, que está ofreciendo sin cargo muchos tarros del brebaje rico en
proteínas. El arquero exhibió 4 kilos menos en el partido de ayer, pero advirtió
que en pocos días organizará otro asado en su casa. Se supone que en esa
oportunidad interrumpirá por una noche el tratamiento adelgazador. O reemplazará
el malbec por un batido sabor a frutilla. Mariano se comprometió a seguir la
receta en el verano, cuando el descenso del hambre le permita omitir una comida
al día. Difícil objetivo. Se viene el equipo Herbalife!!!
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Nacho parecía sin
consuelo luego del partido. “Creo que Ebelyn nos mostró nuestra realidad.
Estamos en este nivel”, dijo. Rápidamente fue consolado por Mariano: “Faltan
partidos que son más accesibles y tenemos que trabajar para levantar. No me
quedaría con esto. Ebelyn será uno de los candidatos a ganar el torneo”, dijo el
alto delantero.
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El Tanque amagó con
que llegaría al partido. Pero faltó a la cita. Lo mismo pasó con Pepo. Ambas
figuras son necesarias y Simbada lo siente cuando no están presentes. Según
trascendió, el Tanque no pudo llegar a tiempo desde Boston, donde estuvo
–disfrazado de estudiante de Harvard- formulando preguntas destituyentes a la
presienta Cristina Kirchner. Tenía previsto llegar a tiempo. En cambio, quien sí
pudo abordar un avión de Américan a tiempo fue este cronista –Armando Paredes-
que había ido a agitar el cacerol… ejem a cubrir la gira de la Presidenta de la
Nacion en su presentación ante las Naciones Unidas para un diario de la derecha
oligárquica.
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Borja tuvo que
salir a los 70 minutos para preservarse de un tirón en el músculo aductor de la
pierna izquierda. Todo Simbada espera que el médico del equipo, Oreja, pueda
darle buenas recetas y pociones mágicas para el match que será dentro de 14 días
y pueda estar recuperado. El Borja estuvo de gira en la semana por Río Cuarto y
entrenó en las artes marciales. El zaguero prefirió sacrificar diez minutos
antes que resentirse del todo para los siguientes compromisos.
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Camiseta
alternativa. Simbada tuvo que recurrir a la camiseta suplente, de color azul con
vivos rojos y blancos, porque Tití, que era el encargado de llevarlas, las
olvidó. Sus excusas resultaron poco creíbles. Primero dijo que el lavarropas
había tenido un problema de centrifugado. Luego ensayó otro argumento: su esposa
lo había mandado a comprar vituallas al supermercado y ello lo distrajo del
armado de su bolso. Luego balbuceó
algunos contratiempos con su empleada. Y finalmente admitió que por efecto del
Herbalife pudo haber una pérdida de memoria, pero sólo momentánea.
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Por negocios
personales en Wall Street, Mariano debió viajar a Nueva York en la semana.
Aprovechó para entrenar en el Central Park donde corrió dos veces, en sesiones
de 40 minutos, para no bajar el nivel, ya que más bajo sería subterráneo. Como
quiso que el momento quedara inmortalizado, le pidió a una agraciada señorita
que caminaba por ahí que le sacara una fotografía. “Please, can you take me a
photograph?”, preguntó en su rudo inglés. “No”, dijo la neoyorquina, haciendo
oídos sordos a su pedido. El alto delantero no se dio por vencido y luego de que
una mujer morena de echara el ojo le volvió a repetir la pregunta: “Yeeeeess”,
le dijo la señorita. Así fue como las imágenes pudieron llegar a buen puerto.
Pero las obligaciones profesionales de Mariano con la bolsa neoyorquina
impidieron que la relación con la fotógrafa madurara. No era ese, por otra
parte, su objetivo.
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